En comunicación como en cualquier otra disciplina es fundamental tener una estrategia. Un camino que te guíe para conseguir tus objetivos. Cuando se actúa impulsivamente y sin tener clara un dirección, los resultados no suelen ser buenos.
Nuestra primera labor como profesionales de la comunicación es concienciar y convencer a las marcas con las que trabajamos de la necesidad de tener un plan antes de realizar cualquier acción. Las prisas en las que vivimos, la visión cortoplacista y el pensar que la publicidad es una especie de magia que hace milagros, supone que concentremos nuestros esfuerzos solo en la acción y dejemos a un lado la reflexión.
¿Y para qué sirve una estrategia? La comunicación de cualquier producto o servicio no se puede dejar a la improvisación. Es la consecuencia de un profundo análisis y una investigación del entorno, competencia, consumidor, etc. Nos va a ayudar a segmentar e identificar al público al que debemos dirigirnos y contribuye a mejorar las ventas rentabilizando la inversión. Al trabajar a largo plazo, una buena estrategia de marca contribuirá a aumentar la notoriedad de marca y a mejorar el posicionamiento de la misma en el mercado.